Como norma general, las pequeñas empresas no están obligadas a realizar una auditoría de sus cuentas y, en
el caso de estar obligadas, siempre debe ser realizada por un experto en
contabilidad externo e independiente a la empresa
La auditoría se realizan
fundamentalmente porque se está obligado legalmente o para dar credibilidad a la información
contable que se ofrece, tanto para usuarios internos o externos, como
bancos, accionistas, clientes, proveedores o cualquier persona o
institución interesada.
Ante una auditoria es importante tener al día toda la contabilidad de la empresa teniendo cerrado el ejercicio
contable que se vaya a auditar y preparadas las cuentas anuales.
También es importante tener archivada y clasificada toda la documentación
correspondiente a las operaciones contabilizadas ya que el auditor puede
requerir dicha documentación aunque es frecuente que el auditor le facilite un
lista con la documentación que necesita, el
contenido de la lista dependerá del tipo de empresa y en función del tipo de
actividad que realice se incidirá más en un tipo de información u otra, de
manera que el auditor podrá solicitarle entre otras:
- Las escrituras de la sociedad
- Los balances de sumas y saldos
- Las cuentas anuales: balance de situación, pérdidas y ganancias, estado de cambios del patrimonio neto, memoria.
- El libro de actas de la sociedad
- Los impuestos presentados
- Y la relación de los asesores externos con los que se trabaja
Es vital que toda la información que se le ha de presentar al auditor esté
revisada y comprobada con el fin de que sea la correcta y coherente.
La documentación será analizada por el auditor, y en función del tipo de
empresa, el sector y otros elementos podrá solicitará documentación
complementaria como: inventarios, extractos de cuentas contables que considere
significativas, etc…
Al analizar la información, puede que algunas cuentas, u operaciones le
provoquen dudas y quiera verificar algunos aspectos, para lo cual puede
solicitar los soportes físicos de esas operaciones en concreto: facturas,
emails, listados…
Cuando finalice de revisar y
analizar toda la información el auditor elaborará un informe señalando el
grado de claridad y veracidad de la contabilidad, proporcionando su opinión
acerca del cumplimiento de la información financiera.
Existen
cuatro tipos de opinión
en auditoría:
La opinión favorable, que
manifiesta el acuerdo del auditor con el contenido;
La opinión con salvedades,
que muestra un acuerdo general, pero con reservas;
La opinión desfavorable,
mediante la cual se muestra desacuerdo con los estados financieros y se afirma
que no reflejan adecuadamente la situación económico-financiera de la sociedad
auditada
Y la opinión denegada
(abstención de opinión), que es la manifestación de existencia de
incertidumbres o de limitaciones que impiden la elaboración de un juicio.
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